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El vacío de ir tras el viento

24.09.2016

EL VACÍO DE IR TRAS EL VIENTO

"Paren el mundo que me quiero bajar"

Mafalda

El inicio de un nuevo día ha de representar una nueva y significativa oportunidad de vida. Comenzar entonces con entusiasmo, gozo, alegría, energía y una abrumadora carga de pensamientos positivos constituiría una excelente valija para que el desarrollo de tal día sea el anhelo más profundo de nuestro ser. Contradictoriamente, muchas veces ocurre que aún sin iniciar el día ya hay una sobre carga de aspectos totalmente opuestos a los descritos inicialmente. Esto genera desde luego un transitar también opuesto y resultados desfavorable que al volver la vista atrás, no de un vistazo, sino al observar, meditar y reflexionar nos preguntamos ¿Qué estoy haciendo? O ¿Qué he hecho con mi vida?

El mundo en el que vivimos, es decir, la sociedad humana y el ambiente que nos rodea, nos hace transitar por la vida sin vivirla. Esta sociedad tristemente controlada por un sistema global que no se compagina con la esencia misma de la vida, sino que por el contrario da especial atención y nos hace esclavos del dinero, el empleo, los deportes, viajes, lujos, marcas, celebridades y pare usted de contar, es un mundo que a su vez nos está llamando a la reflexión. Por ejemplo, trabajar largas horas, sacrificando el descanso o el entretenimiento adecuado, nos priva de muchas de las alegrías de la vida; además, provoca graves problemas de salud y desavenencias familiares.

En esencia, si resumimos la vida, sería algo así como crecer, estudiar, conseguir un buen empleo, formar una familia, envejecer y morir. Durante la primera etapa, en la que vamos creciendo, nos enfrentamos a diversas situaciones que aunque no comprendemos muchas de ellas, somos felices porque nos contentamos con las cosas más sencillas y elementales; ya cuando hemos crecido inicia el suplicio.

Es así, como normalmente pasamos la vida esforzándonos tras metas irreales o lo que es lo mismo corriendo tras el viento y descuidamos hacer las cosas más importantes. En ese sentido, es necesario establecer qué es lo que verdaderamente es importante en nuestra vida y dar especial atención a ello. ¿Cuándo? Ahora. Así como cada día que inicia da una nueva oportunidad de vida, así mismo, cada momento vivido, nos da la oportunidad de atender lo más importante, puesto que al momento de que no llegue ese nuevo día, entonces tristemente la oportunidad se iría.

De tal manera que preferiblemente hemos de vivir, en el sentido más pleno de la palabra; ningún moribundo dice: '¡Ojalá hubiera pasado más tiempo en el trabajo!' siguiendo con el mismo ejemplo. Para llevar una existencia plena y satisfactoria, obviamente hace falta dedicar tiempo al trabajo; pero ¿a qué más? A la familia, al entretenimiento y a las necesidades espirituales. ¿Cómo equilibrar estas importantes esferas de la vida?

En este contexto, el estudio juega un papel importante porque indiscutiblemente da un estatus en la sociedad y ofrece una mejor calidad de vida, claro, hablando de la misma sociedad que nos esclaviza. Sin embargo, es necesario tener en cuenta cuánto estudiar, hasta dónde llegar y si es el mejor momento. Una realidad latente hoy en día es que muchas personas después de pasar largas horas trabajando, estudian hasta tarde por las noches o incluso los fines de semana; y si es una madre de familia, pues en casa la espera también una labor adicional. Pero, para que los hijos lleguen a ser adultos responsables y equilibrados en sentido emocional, necesitan pasar bastante tiempo de calidad con sus progenitores. Por lo tanto, los padres que se hallan demasiado cansados porque intentan mantener un nivel de vida excesivamente alto, deberían calcular el precio que tendrán que pagar tanto ellos como sus hijos.

Ahora bien, la labor que como docente realizamos día a día, nos insta a ser modelos de una sociedad en decadencia, sin amor natural, absorta en deseos insensatos, que se reflejan con total claridad en lo que los estudiantes manifiestan a gritos. Atender de forma atinada las necesidades de cada estudiante resulta todo un reto, aunado a la calidad de vida y el estrés al que también nos enfrentamos, teniendo presente que no somos inmune. De cualquier forma, cabe preguntarnos en este instante ¿Soy el mejor modelo a seguir? ¿Estoy dando yo el debido orden de prioridad a lo más importante en mi vida? ¿Qué perciben de mí mis estudiantes? ¿Estoy corriendo tras el viento?

El mundo va pasando, las modas cambias y la tecnología, que es lo que lo mueve al mundo, avanza a grandes velocidades dejando atrás cosas que hasta hace nada eran innovadoras. Este, por consiguiente, sería un buen momento para decidir si queremos seguir el mismo ritmo acelerado y guiado por este sistema global o decidimos dar un alto y recomenzar. La oportunidad es de los que muestran perspicacia, no esperes que el último aliento de vida, sea amargo, triste y vacío, tanto para ti como para los que verdaderamente te aman.


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